ANEMIA y OBSESIÓN por el HIERRO

Me gustaría que quedase claro, ya de una vez por todas, de que la anemia no se produce sólo por una falta de hierro (hay varios factores), de que hay direntes tipos de anemia y de que los suplementos de hierro no hacen absolutamente nada para paliarla. En definitiva otro artículo más para desmitificar esta enfermedad y al mineral más ‘perseguido’, el hierro.
Podemos hacernos un análisis de sangre y estar todo correcto pero tener anemia ya que los síntomas aparecen mucho antes que lo indique la analítica: cansancio excesivo, irritabilidad, depresión, insomnio, caída de pelo… Aunque estos síntomas podrían ser porque tenemos otras carencias, como falta de zinc, u otra enfermedad. Pero hay otros síntomas más claros que nos dicen definitivamente que la anemia ha llegado a nuestro cuerpo: palidez del rostro, uñas y ojos, labios grises o blancos, color blanco en la parte interna del párpado inferior, disminución del apetito sexual, nuestro ritmo respiratorio aumenta, falta de oxígeno (nos cuesta respirar) y puede producir mareos.
Un anemia, al igual que otras enfermedades, nos indica, nos avisa, de que algo en nuestro interior no va bien.
Tendríamos que seguir una nutrición limpia, sin tóxicos, sin aditivos y sin alimentos que roban nutrientes como alcohol, azúcar, café, colas, refrescos industriales, productos refinados y repostería, lácteos y derivados y en definitiva toda comida basura e industrial que venden en nuestros supermecados.
Nuestra alimentación se basaría en cereales integrales, legumbres (azuki, lentejas), semillas, algas (arame, hiziki), miso, verduras de hoja verde, nabos, daikon, col, brécol, pescados frescos, aves de corral, carne ecológica, huevos de corral… Aquí tendríamos suficiente hierro, vitamina C y acompañado de ácido fólico y vitamina B12, estas dos últimas muy importantes cuando existe cualquier tipo de anemia.
No sólo el hierro es importante para no tener anemia, hace falta tener unas buenas cantidades de vitamina B12 (pescado fresco, huevos de corral, carne de calidad, no industrial), ácido fólico ( hoja verde) y vitamina C.
Por tanto, vemos que no sólo es el hierro como elemento aislado sino que necesitamos de varios elementos, de un equipo, para que nuestro cuerpo no tenga anemia.
Hay que buscar estos elementos en la alimentación no en una pastillita de colores que entra por la boca hace sus desbarajustes en nuestro interior y luego orinamos de color rosa rojizo y nuestras heces se vuelven de un negro intenso…vamos, todo muy químico y no me quiero olvidar de que los suplementos de hierro crean estreñimiento.
Todo lo que se encuentra en un supermercado puede causarnos una anemia o un cáncer y ya sabéis que no exagero.

PURA VITAMINA QUÍMICA

Cuando se habla de vitaminas y minerales directamente pensamos en pastillas y complementos perdiendo la noción de que las verdaderas vitaminas se encuentran en los alimentos.
Los suplementos vitamínicos y minerales han de considerarse medicamentos. Van suplir la carencia que se ha creado a causa de tomar alimentos parciales o incompletos como el azúcar o la harina blanca.
Pero la persona que sigue una alimentación de alimentos completos, es decir, integrales, las vitaminas extra resultan inútiles y sólo van a crear un desequilibrio donde no había ninguno.
Las sustancias de un solo elemento, como las vitaminas o minerales, no pueden sanar verdaderamente, porque en sí mismas no son completas.
Es importante que no contengan sustancias como excipientes de relleno o aglutinantes, ni ingredientes artificiales que hacen más difícil su absorción y ésto es muy difícil de conseguir en los suplementos que venden en las farmacias.
Los conservantes, pesticidas, el abuso de carnes, los productos refinados, el alcohol, el tabaco y algunos medicamentos aumentan las necesidades de vitaminas, ya que las destruyen o impiden su utilización.
Si tenemos que tomar suplementos vitamínicos es aconsejable tomarlos con alimentos ricos en esas vitaminas ya que se ayuda al organimo a metabolizar un producto sintético y facilita su acción.
Evitar los alimentos refinados y procesados ya que se les añaden vitaminas y minerales químicos en cantidades por encima de nuestras necesidades provocando desequilibrios metabólicos y pérdidas de nutrientes. El pan blanco, la harina refinada y el arroz blanco tienen más cadmio que zinc ya que éste último se desecha en el refinado. Estos dos minerales son antagonistas y un exceso de cadmio afecta a la concentración de zinc en los tejidos.
Los metales pesados, como el plomo, mercurio, cadmio, arsénico y aluminio, desgastan las reservas de ciertos nutrientes que se utilizan para desintoxicar al organismo y a la vez inhiben la entrada de minerales en las células.
En los estados de ansiedad se multiplican por cinco las necesidades normales de calcio. El estrés agota las glándulas adrenales y ocasiona pérdidas de nutrientes. Se agotan las reservas de magnesio y potasio, los aminoácidos carnitina y glutamina, vitamina C, zinc, coenzima Q10. Por otro lado un buen nivel de nutrientes nos ayudan a adaptarnos mejor al estrés, como el zinc, selenio y vitaminas A, E y C.
Incluso tomar demasiadas vitaminas pueden dañar el riñón, el hígado o el corazón. Un exceso de acumulación de vitaminas liposolubles puede provocar fatiga o estreñimiento (en el caso de la vitamina A), náuseas y transtornos en la coagulación de la sangre (vitamina E), daño renal y cardiovascular (vitamina D). Ante un consumo exagerado, éstas pueden dar más problemas e incluso producir algunos cánceres.
Cocinar los alimentos en exceso disminuye su contenido vitamínico. Y la toma de algunos medicamentos contribuye a la destrucción de vitaminas como los antibióticos y los laxantes que destruyen la flora intestinal alterando los niveles de vitamina B12.
tomando suplementos sintéticos no vamos a arreglar nuestras carencias, que nuestro cuerpo es más complejo y lo que necesita de verdad es una buena nutrición con alimentos auténticos y no manipulados ni procesados para conseguir todos los verdaderos nutrientes que nuestro organismo necesita ya que estos suplementos aislados como entran se van y algunos entran, crean desbarajustes y nos dejan peor de lo que estábamos.

NUTRICIÓN EN TU EMBARAZO. Dedicado a la futura Mamá.

El estado de ánimo durante el embarazo es de máxima importancia porque influirá el ambiente en el que el feto se desarrolle e incluso en su propio desarrollo.
Cuando el embarazo es una elección o se acepta, los sentimientos negativos y el ansia disminuyen, dejando lugar a un estado anímico más sereno y pacífico. Este es el primer ‘alimento’ que damos a nuestro hijo: ser consciente de lo que sentimos por él y dejarle sentir emociones y sensaciones.
Es importante alimentarse con alimentos vitales, naturales, genuinos y sobre todo tomar consciencia de los cambios del cuerpo para prepararse al parto y la lactancia, para un modo de vivir el embarazo y para escoger una dieta adecuada.
Hay que evitar ‘comer por dos’ así como someterse a restricciones cuantitativas excesivas.
El embarazo no es una condición patológica y debe ser vivida de la forma más natural posible, como un período saludable que no requiere grandes cambios en el modo de vida y de alimentación.
Sólo un aporte equilibrado de calcio y de fósforo permite la osificación del esqueleto fetal y la formación de los dientes del recién nacido. El fósforo se encuentra en los cereales integrales, en el pescado.
La suplementación con hierro afecta negativamente a los niveles de zinc en el organismo. Evitar los alimentos enriquecidos con vitamina D.
Sólo la buena y sana alimentación nos proporcionará un aporte correcto de estos elementos.
Hay que abandonar el consumo de azúcar blanco y derivados, puesto que es un potente descalcificante, entre otras cosas.
El embarazo es una excelente ocasión para mejorar el tipo de dieta, para adoptar una dieta equilibrada compuesta por cereales integrales, verduras frescas de estación, alimentos animales frescos y de confianza (mejor ecológicos), frutas de estación…

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